A quien Iremos Señor A Quien iremos Señor si no es directo a tus brazos cuando nuestra alma esta turbada cuando nuestro corazón no sabe a donde tornarse solo a ti mi Señor solo a Ti. Cuando el dolor es tan grande y no podemos ni siquiera llorar ¿A donde ir Señor? ¿A donde? Solo a ti Dios de misericordia porque aunque seamos ingratos tu siempre estas dispuesto abrirnos tus brazos. Tu eres ese refugio seguro ese mar de paz y sosiego. Eres vida, eres respuesta a todos nuestros interrogantes. Cuando el hombre no puede y su sabiduría parece haber agotado la ciencia y los libros Tu, en tu misericordia tienes la respuesta No hay enfermedad que ante ti prosiga y se propague. Gracias Señor porque tu vives TU VIVES PARA SIEMPRE SEÑOR

 

 

SABER DISFRUTAR Y SENTIR PLACER.

El sol se levanta todos los días, si te lo mereces o no. Son las pequeñas cosas.

Gozar no tiene nada que ver con merecérselo o no.

Parece que hay gente que disfruta más que otros. Aunque llevan la misma vida, unas personas parecen felices y otras encuentran todos los días algo para quejarse, algo que les amargue la vida. 

Unos tienen vacaciones y disfrutan de la playa, del hotel, de sus días libres con su familia, otros se empeñan en encontrar faltas en el servicio, basura en la playa y defectos de su pareja. 

SABER DISFRUTAR SE PUEDE APRENDER. 

El niño que nunca pudo actuar según sus intereses, que siempre ha tenido que demostrar esfuerzo para conseguir algo, de adulto nunca va a ser capaz de gozar libremente. Ángel Gabilondo, psicólogo, da una definición como puede funcionar el placer: “Es más una apertura que una cerrazón. No se trata de una recompensa, ni del mero resultado de un esfuerzo, ni de la retribución de un acto, ni de un bienestar alcanzado. Es una alternación del tiempo, la intensidad del instante, el trastorno de la duración, su espacialización, una suerte de eternidad que se hace cotidiana, el alma gozosa de un cuerpo que palpita, late, vive.”

El secreto parece estar en emplear sus cinco sentidos para sentir placer y cuando lo sentamos en darnos cuenta conscientemente de eso. Los cinco sentidos nos sirven para movernos en el mundo, sentimos de dolor a placer. ¿Por qué no evocar el último?

¿DE QUÉ DISFRUTAR?

Si se preguntan a los niños qué es lo que más les gusta casi todos dicen: Jugar con mi papá. Que mis padres tengan más tiempo para  mí. Qué mis padres estén juntos y que se quieran otra vez. 

Buscamos el placer en mercancías, comprando cosas y es cierto que algunas cosas nos pueden hacer felices. Pero nos acordamos de pagar la factura de la casa, o nos acordamos de las cenas, de las navidades con la familia, del sentimiento de abrir la puerta después de un día largo de trabajo en invierno. ¿Disfrutamos de mostrar las fotos del viaje a nuestros amigos o más del olor del mar en el barco, el calor del sol en la piel y el viento tibio por la noche cuando hicimos el amor con nuestra pareja?. Los momentos para disfrutar los hay tantos a lo largo de un día, los chistes, colores, olores que traen recuerdos. Si todos los días uno se puede acostar recordando tres momentos de placer, ya no se puede ser tan infeliz.

¿COMPARTIR EL PLACER?

Dice Gabilondo : « El placer no existe por separado, es siempre de alguien y con otro, aunque ese otro sea uno mismo. »

De hecho, a veces vivimos momentos extraordinarios pensando: Qué pena que ahora no esté ella. Me gustaría que lo viese él. La puesta del sol más bonita no vale para nada si no la compartes. Buscar el placer de la otra persona e intentar proporcionarle placer por un lado es la tarea más difícil. Hay que conocer al otro, hay que haber una relación muy íntima para saber qué puede evocar placer dentro de la otra persona. Muchos, incluso matrimonios, fallan. 

El típico ejemplo es el regalo del cumpleaños. Cuanto nos cuesta encontrar algo que le complazca, con todo el dinero que tenemos. Por otro lado, la simple risa de un niño que abre el regalo que se ha deseado tanto o porque ha ganado contra el padre o los pasos orgullosos de una mujer que lleva por primera vez su nuevo vestido, ya recompensa todo y ya nadie pregunta por el precio. Hacer que el otro sienta placer sexual, no solo te complace a ti, sino levanta la autoestima y hace que el otro te quiera más. 

Cuidado: Compartir placer puede hacer adictos.

ACEPTAR EL PLACER

Muchos viven en pleno lujo y son infelices. No se dan cuenta de las posibilidades o no pueden aceptar que gocen porque creen que no se lo merecen. En el momento en que se pueda aceptar el placer, uno se da cuenta enseguida de la cantidad de gente y de momentos que hay en la vida, gente que te da y momentos que te hacen sentir bien. Hay que aprender a verlo. Y a devolver lo mismo, pero sin esperanza de que te lo vayan a devolver. Muchas cosas pasan sin que hagas nada. 

El sol se levanta todos los días, si te lo mereces o no.

LA DEPRESIÓN, EL PEOR ENEMIGO DE LA FELICIDAD.

Hay que diferenciar entre la satisfacción vital y la felicidad.

El siquiatra Luis Rojas Marcos afirmó durante unas conferencias en San Sebastián que la depresión es "el peor y más frecuente veneno" de la felicidad, porque "nos roba la esperanza". Residente en Nueva York desde 1968, el médico considera que la psiquiatría y la enfermedad mental en España, y en Europa en general, "son todavía, desafortunadamente, las hermanastras de la medicina", en comparación con EE UU.

Rojas Marcos dio su conferencia en el curso organizado por la UPV sobre Felicidad y valores, en el que ofrecerá sendas conferencias sobre Psicología positiva y La ciencia del optimismo. El médico y profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York indicó que, a la hora de investigar a cerca de la felicidad, es "más útil" hablar de "satisfacción con la vida en general", ya que el término felicidad "está cargado de significados muy abstractos y de connotaciones religiosas y filosóficas".

Se puede "aprender" a aumentar el nivel de satisfacción con la vida en general. ¿Qué se puede hacer para lograrlo? Puso varios ejemplos. Según explicó, está demostrado que quien dedica una hora a la semana a actividades de voluntariado tiene una autoestima mayor, duerme mejor, bebe menos alcohol y fuma menos que quien no lleva a cabo la citada actividad. Las personas extravertidas están más satisfechas con la vida que las introvertidas. Y aquellas que se sienten parte de un grupo -deportivo, religioso o de cualquier otro tipo- superan mejor la adversidad que quienes se encuentran aisladas.

"Todo esto no es fácil. Una persona introvertida no va a dejar de serlo mañana porque yo diga lo que estoy diciendo. Requiere trabajo y motivación. Pero la mayoría de las personas aprendemos con el tiempo", subrayó Rojas Marcos. En cualquier caso, los genes y la personalidad (muy ligada ésta a la infancia) también influyen en el grado de satisfacción con la vida de las personas, según añadió el especialista, quien se otorga a sí mismo un 8,5 en una escala del cero al diez.

El psiquiatra afirmó que la depresión es "el peor y más abundante veneno" de la satisfacción con la vida, ya que "nos roba la esperanza". Entre un 12% y un 14% de la población occidental sufre de depresión en algún momento de su vida y piensa que "haga lo que haga no va a salir" de esa situación, para la que existen terapias y medicinas.

Autor del libro La fuerza del optimismo, resaltó que las personas optimistas tienden a sentirse más satisfechas con la vida que las pesimistas, aunque aclaró que estas últimas no tienen por qué estar deprimidas. "Es una forma de ver la vida, no una enfermedad", precisó.
 
 

LA MUJER SIEMPRE ESTÁ DEPRIMIDA.

El hombre expresa menos lo que siente y no se queja de depresión ni va al médico.

Las mujeres sufren más depresión que los hombres por causas hormonales, sociales y culturales  

Por cada hombre que sufre depresión, hay tres mujeres. Los expertos calculan, además, que un 33% de mujeres afrontará un episodio de depresión mayor a lo largo de su vida. 

En los últimos cinco años, los psiquiatras han comenzado a preocuparse por diferenciar sus estudios sobre esta enfermedad según el género, una distinción que no había estado hasta ahora presente en sus trabajos.

Las razones que explican que las mujeres padezcan depresión en mayor medida que los hombres son de tipo hormonal, social y cultural, según los expertos. 

El jefe del servicio de Psiquiatría del hospital Miguel Server de Zaragoza, Javier García-Campayo, en declaraciones a El País, puso como ejemplo de causas hormonales los cambios experimentados durante el embarazo, la menstruación o el periodo de lactancia que contribuyen a que la mujer sea más vulnerable, "de ahí que existan incluso cuadros específicos de depresión posparto".

Sobre los factores sociales, García-Campayo citó la excesiva carga de trabajo y responsabilidad que asumen las mujeres en las sociedades occidentales al desempeñar dobles tareas de trabajo dentro y fuera de casa "a lo que se suma que la mayor parte de la educación y el mantenimiento de los hijos recae también sobre ella".

En cuanto a los sesgos culturales, el psiquiatra señaló que influye de forma determinante. "Habitualmente se espera del género femenino que exprese más sus emociones, algo que no ocurre en el varón; en consecuencia el hombre expresa menos lo que siente y no se queja de depresión ni va al médico con la misma facilidad, por eso en la mujer se detecta con más facilidad", planteó en el simposio sobre Depresión y género celebrado ayer. 

García-Campayo también planteó que los profesionales, sean mujeres o hombres, tienden a prescribir antes un antidepresivo a una mujer que a un hombre ante una misma sintomatología.