El nacimiento de una nación
De Abraham a José
Pero Sarai, la esposa de Abram, todavía no tenia ningún niño, y ya estaba envejeciendo. Así que Sarai dijo a Abram, "le ruego que tenga niños por mi sirvienta egipcia, Hagar, y yo consideraré sus niños como mios."
Abram estaba acepto el plan de Sarai. Aunque él amó al Señor, Abram no creyó que Dios le daría un niño a través de su esposa. Así que Hagar le dio Abram un hijo nombrado Ishmael.
Trece años después, cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor le aparecío de nuevo a él, y dijo, "Yo soy el Dios Omnipotente; camina ante mí. Yo estoy dándote el nuevo nombre de Abraham que quiere decir 'Padre de Multitudes' y Sarai se llamará Sarah que significa 'Princesa.' Ahora yo bendeciré a Sarah y también te daré un hijo de ella, y ella será una madre de naciones."
Entonces Abraham le suplico a Dios, "O que Ishmael podría vivir ante Usted."
Dios contestó, "En cuanto a Ishmael, yo te he oído: Mira, Yo también lo he bendecido, y multiplicaré a sus descendientes; y yo le haré una gran nación." Dios cumplió su promesa a los descendientes de Abraham e Ishmael a través de la nación árabe.
Dios dijo entonces, "Pero con el hijo de Sarah, y con sus descendientes después de él, yo estableceré mi pacto que es eterno."
Después de eso, Sarah dio a nacer el hijo de Abraham y le nombraron Isaac. Ahora cuando Isaac habia crecido, el Señor le pidió a Abraham que demostrara su fe.
Abraham a José
Dios dijo, "Abraham": y él contestó, "Sí, yo estoy aquí." Y Dios dijo, "Toma a tu hijo, tu único hijo Isaac quien tu amas, y entra en la tierra de Moriah; y ofrecelo allí como una ofrenda quemada en la montaña que yo te enseñaré."
Entonces el ángel del Señor convocó del cielo, diciendo, "Abraham, Abraham."
Después de un tiempo, Isaac se casó y fue padre de dos gemelos, Jacob y Esaú. Después, Dios cambio el nombre de Jacob a "Israel," y él fue escogido para continuar la línea prometida.
Dios le dijo a Abraham,-Toma a tu hijo, tu único hijo Isaac, a quien amas, y vete a la tierra de Moriah; ofrécelo en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré.
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Entonces Abraham se levantó temprano en la mañana y tomó a Isaac su hijo, cuando Dios le había dicho. Entonces, en el tercer día, Abraham vio en la distancia el lugar designado.
Así que Abraham hizo que Isaac cargara la madera para quemar la ofrenda. Y él tomó una antorcha en su mano, y un cuchillo; y ellos dos subieron la colina juntos.
¿Entonces Isaac le preguntó a Abraham, "Padre; ¿Nosotros tenemos el fuego y la madera, pero dónde esta el cordero para quemar en la ofrenda?"
Abraham dijo, "Mi hijo, Dios ofrecerá El mismo un cordero para quemar en la ofrenda."
Así los dos continuaron juntos hasta que llegarón al lugar dónde Dios le había dicho a Abraham que fuera. Allí Abraham construyó un altar y puso la madera en orden.
Entonces él ató a Isaac y lo puso en el altar en la madera.
Y Abraham estiró su mano con el cuchillo, preparandose a matar a su hijo.
Y él contestó, "Aquí estoy". Y el Señor dijo, "no pongas tu mano en Isaac ahora Yo se que temes a Dios, porque no me negaste a tu único hijo."
Y Abraham alzó su cabeza y vio, y allí, detrás de él, estaba un carnero enredado en un arbusto por sus cuernos. Así que Abraham tomó el carnero para quemarlo como ofrenda en lugar de su hijo.
La Biblia dice que Abraham sabia que Dios cumpliría Sus promesas sobre Isaac, aunque Dios tuviera que levantar a Isaac de la muerte.
Entonces por la fe de Abraham, Dios dijo, "Yo te bendeciré. Yo multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo; Y a través de tu descendencia, Seran bendecirán todas las naciones de la tierra; porque tu has obedecidó mi voz."
Entonces Abraham se regocijó cuando él entendió que el Salvador, prometido mucho tiempo antes en el Jardín, vendría de sus descendientes.
La prueba de Abraham por Dios también ilustró cómo, un día, Dios, el Padre celestial, ofrecería a Su único hijo amado como un sacrificio para todo el mundo.
Jacob tuvo doce hijos. Uno de ellos, Jose, fue vendido por sus hermanos a esclavitud, pero con la protección divina de Dios, él fue gobernante junto al rey de Egipto, el gran Faraón.
Jose, siendo un hombre piadoso, perdonó a sus hermanos e invitó a todos sus parientes a moverse a Egipto, salvándolos de una hambrura terrible. Así los setenta descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, conocidos como "Los Hijos de Israel," Se movierón a Egipto, el país que un día los esclavizaría, así como Dios había predicho a Abraham.
Los Hijos de Israel tuvierón muchos niños, y Egipto estaba llena con ellos; Pero un nuevo Faraón que no reconoció a José se empezó a preocupar.
Él les dijo a los egipcios, "Miren, los Hijos de Israel-estos Hebreos-nos exceden en número. Nosotros debemos tratarlos sabiamente. Si les permitímos multiplicarse y tenemos una guerra, ellos podrán unirse a nuestros enemigos y luchar contra nosotros."
Así que los egipcios esclavizarón a los hebreos. Los guardias brutales hicieron las vidas de los Hijos de Israel amargas con trabajo duro e imposible. Pero, cuanto mas fuerón maltratados aún crecierón en número.
Entonces Faraón les dijo a las enfermeras hebreas, "Cuando actúen como parteras para las mujeres hebreas, permitan a las hijas vivir, pero maten todos los hijos recién nacidos."
Abrazo Terapia
Se ha comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien, y una de las formas más importantes de contacto físico es el abrazo. Cuando nos tocamos y nos abrazamos con espíritu solidario y alegre, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos.
Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos. Otras veces, simplemente no nos atrevemos a decirlas, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se puede contar con el idioma no verbal de los abrazos. No solo debemos utilizar el lenguaje también debemos utilizar la sabiduría intuitiva, sin palabras y escuchar con el corazón. Así percibiremos el significado más profundo del misterio al que llamamos amor.
Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado. Acrecienta la voluntad de vivir a los enfermos. Es de todos bien sabido que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como personas.
¿Que nos brinda un abrazo?
Seguridad: No importa cuál sea nuestra edad ni nuestra posición en la vida, todos necesitamos sentirnos seguros. Si no lo conseguimos actuamos de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.
Protección: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es más para los niños y los ancianos quienes dependen el amor de quienes los rodean.
Confianza: La obtendremos de la sensación de seguridad y protección que recibimos. La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.
Fortaleza: Quizá pensamos que la fortaleza es una energía desarrollada gracias a la decisión de un individuo pero siempre podemos transmitir nuestra fuerza interior convirtiéndola en un don para el prójimo para confirmar y aumentar la energía ajena. Cuando transferimos nuestra energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.
Sanación: Nuestra fortaleza se convierte en poderosa energía curativa cuando la transmitimos por medio del abrazo. El contacto físico y el abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias menores.
Autovaloración: El reconocimiento de que valemos es la base de toda satisfacción y todo éxito en nuestra vida. Mediante el abrazo podemos transmitir el mensaje de reconocimiento al valor y excelencia de cada individuo.