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www.evangelistas777.es - LA MENTIRA
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"Desde la caída de Adán, la naturaleza de todo ser humano pasó a ser una de pecaminosidad. Cada persona manifiesta su naturaleza caída de diferentes maneras, y “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Santiago 1:14-15.
Uno de los pecados más frecuentes y comunes en casi todos es la mentira, desde la famosa y muy mal llamada mentira “blanca” hasta la murmuración malintencionada y la calumnia.
Algunos aman tanto el mentir, que con su boca bendicen pero maldicen en su corazón. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9.
· Hay quien recurre a la mentira para evadir una verdad que no puede o no quiere enfrentar
· Otros la tienen como juego, cediendo por hábito a las “inocentes” e hirientes bromas
· Algunos echan mano de ella con premeditación con la sola intención de engañar a los demás
· Están los que se ciñen a ella por escapar de un momento embarazoso, el cual no se atreven enfrentar por temor al menosprecio o al castigo
· Otros tienen como hábito justificar todos sus errores mintiendo
· Hay los que piensan que mentir es nada porque ya es tan parte de su vida que no ven en ello ningún mal
· Y aun están aquellos tan acostumbrados a mentir que hasta ellos mismos se creen sus propias mentiras.
Carece de integridad, sinceridad, honestidad, rectitud y temor de Dios el que ha hecho de la mentira su refugio.
En una ocasión, Jesús, dirigiéndose a los judíos que querían matarlo porque hablaba verdad, les dijo: “Ustedes son de vuestro padre, el diablo, y los deseos de vuestro padre quieren hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” Juan 8:44. O sea, que todo aquel que dice y hace mentira está siguiendo las insinuaciones y cediendo a la voluntad del diablo, el mentiroso por excelencia y padre de toda mentira. Es necio y negligente el que ha hecho de la mentira su estilo de vida, aunque esto lo haga esporádicamente y recurra a ello de vez en cuando y cada cierto tiempo. El mentiroso enfrenta y resiste a Dios que es la verdad y acarrea para sí mismo maldición. “Los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento” Proverbios 12:22
“He aquí, el impío concibió maldad, se preñó de iniquidad, y dio a luz engaño” Salmo7:14
Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
El testigo falso que habla mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos. Proverbios 6:16-19
“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. “ Ap. 21:8
Es triste y preocupante saber que tantos su*****ben a la mentira por no darle a la verdad la importancia que tiene, pero más doloroso y frustrante es el conocer que algunos que se llaman cristianos y que se supone hayan nacido de nuevo y hayan dejado atrás su vieja manera de vivir, todavía se cedan a tan peligroso hábito que en nada les edifica y que por el contrario les daña, pone en tela de juicio su testimonio y contrista y apaga al Espíritu Santo afectando seriamente su relación con Dios. “No se mientan unos a otros, habiéndose despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” Colosenses 3:9-10.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que esta viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.” Efesios 4:22-25
Huyamos, pues, de tan pecaminosa mala costumbre, crucificándola ahora mismo en la cruz, y tomando la firme decisión de no volver a su*****bir a ella, ocupándonos así de nuestra salvación con temor y temblor. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:15-16.
“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él. Si decimos que tenemos comunión con Él,
y andamos en tinieblas, mentimos , y no practicamos la verdad;
pero si andamos en luz, como Él está en luz , tenemos comunión unos con otros,
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad
no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado,
le hacemos a El mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Juan 1:5-10
“De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” Salmo119:104
“El justo aborrece la palabra de mentira; mas el impío se hace odioso e infame.
La justicia guarda al de perfecto camino; mas la impiedad trastornara al pecador”
Proverbios 13:5-6
Efesios 4:25: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”
TESORO BÍBLICO:
Cuando el Dr. Rogers estaba en la universidad, pastoreaba una pequeña iglesia a 130 millas de la universidad. Una noche manejaba de regreso a su casa, y se dio cuenta que uno de los focos del automóvil estaba quemado. Esperaba que no le parara una patrulla, cuando un policía de tránsito le indicó que se detuviera. Él le preguntó: “Joven, ¿sabe que uno de sus focos no funciona?” Y él contestó: “¿Uno de los focos no funciona?” A lo que el policía respondió: “Hijo, es mejor que lo repares.” Él dijo: “Sí señor.” Cuando el policía se fue, el Espíritu Santo le afirmó: “Adrián, mentiste.” Y él alegó: “No, no mentí. Yo dije la verdad.” Nuevamente el Espíritu le confrontó: “Mentiste.”
Si existe alguna área en su corazón que no está basada en la verdad, usted le ha creado un hogar al diablo.
PUNTO DE ACCIÓN:
Deseamos que hoy juegue un juego de atrapar, pero éste solamente involucra a una persona... ¡usted! Cuando la tentación le inste a mentir, atrápese a sí mismo y diga la verdad.
DIOS LE BENDIGA.
LAS MENTIRAS
Cuentan que un padre de familia fue a un parque de diversiones con sus dos hijos, uno de 3 años de edad y el otro de 6 años. La entrada tenía un costo de 5 dólares para los niños menores de 5 años y de 10 dólares para los niños mayores de 5 años. Cuando se acercó a la taquilla donde vendían los boletos, el taquillero le preguntó:
- ¿Cuál es la edad de los niños?
El hombre le respondió:
- 3 y 6 años.
El taquillero le replicó:
- ¿Es usted tonto? Me ha podido decir que tienen 3 y 5 años y pagar sólo la tarifa de 5 dólares. Ahora que me dijo la verdadera edad de sus hijos, tendré que cobrarle más. ¿Acaso cree que alguien se hubiera dado cuenta?
El padre le respondió:
- Sí, mis hijos.
Las mentiras pueden socavar la credibilidad, puede desintegrar relaciones y corroer la confianza. Las mentiras nos humillan, nos deshonran, y nos hace preguntarnos si la persona que nos mintió, alguna vez nos ha dicho la verdad.
El aspecto central de la mentira es que al hablar, creamos el mundo que queremos ver. Aunque las llamemos mentiras piadosas, cuando lo que decimos no es la verdad, es una mentira.
¿POR QUE MENTIMOS?
Mentimos porque sinceramente creemos que es lo mejor que podemos hacer para nuestro beneficio en ese momento. Vivimos en un mundo de engaños. Las mentiras tienen influencia en la historia y persuaden a la gente. La mentira está cobrando aceptación como una filosofía de vida, que además la están recibiendo nuestros hijos, y como resultado, ellos también mienten. Pronto esta generación pasará a ocupar cargos de liderazgo, empezará la actividad laboral, entrará al mundo político y al sistema educacional, y se convertirán en madres y padres.
La mentira más seria es cuando es otro el que miente. A nadie le agrada admitir que mintió. Sea que nos abstengamos de decir la verdad o que digamos una media verdad, a veces mentimos. Nuestras razones incluyen lo siguiente: Mentimos para preservar nuestro sentido de dignidad. Queremos parecer mejores de lo que somos porque queremos agradar a los demás. Exageramos las circunstancias para inflar nuestros egos o para esconder nuestra vergüenza, temor y desilusiones.
Tal vez sea demasiado vergonzoso o doloroso confrontar la verdad sobre otros o sobre nosotros mismos. Mentimos para evitar que nos descubran. Al decir medias verdades intentamos que nuestro cónyuge o nuestros padres no descubran una vida secreta, una aventura amorosa, gastos excesivos o drogadicción. Mentimos para obtener un beneficio financiero.
¿POR QUE CREEMOS LAS MENTIRAS?
Nos han enseñado a confiar. Enseñamos a nuestros hijos que es importante confiar. La confianza es el mejor regalo que un cónyuge le puede hacer al otro. En realidad, la confianza es algo crítico en toda relación, sea entre amigos, empleado-empleador, el
presidente de un país y su pueblo, padre-hijo, marido-mujer. Cuando alguien no dice la verdad y lo descubrimos, la relación se desintegra.
Los mentirosos triunfan al seducir nuestra confianza y luego al violar esa confianza. Después, asumen control penetrando en nuestra realidad y nos imponen la realidad de ellos. Nos dicen que lo que vemos, creemos, oímos y sentimos es falso. Y porque queremos creer, dejamos en suspenso nuestra incredulidad y creemos, una vez más.
Las mentiras nos apartan de nuestra búsqueda de la verdad y desintegran nuestra integridad. El engaño es como una violación física pero invisible. En vez de ser un ataque físico, las mentiras atacan la mente y hacen impacto en el espíritu. Si el mentiroso es
alguien ante quien hemos desnudado nuestro cuerpo o nuestra alma, el dolor nos llega a inmovilizar. Uno comienza a dudar de uno mismo y comienza a cuestionarse en cuanto a los conceptos aprendidos sobre amar y confiar.
La sanidad de heridas mentales y espirituales no sucede de la noche a la mañana. Volver a tener confianza es algo que cuesta. No podemos escapar de la realidad de que vivimos en un mundo de engaño. No podemos hacer que otros dejen de mentir. Pero sí podemos convertirnos en personas que buscan la verdad y tienen discernimiento en cuanto en quién confiar y cuánto confiar.
"No des falso testimonio en contra de tu prójimo"
Deuteronomio 5:20
"Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira"
Proverbios 8:7
"El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras"
Proverbios 14:5
"El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dóndeva"
Proverbios 14:15
"Una respuesta sincera es como un beso en los labios"
Proverbios 24:26
"No testifiques sin razón contra tu prójimo, ni mientas con tus labios"
Proverbios 24:28
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que seria de mi. Jesus Adrian R.
La Flecha
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Un rey, que en su carruaje pasaba por un pueblo, observó una flecha disparada exactamente en el centro de un blanco, que era un círculo dibujado en el tronco de un árbol.
Intrigado, se dió cuenta que ademàs había otras flechas disparadas en varios sitios, todas con la misma precisión en el centro del blanco.
Sorprendido por la habilidad del arquero, mandó a sus pajes a buscarlo.
Después de algunos minutos encontraron al autor de los certeros disparos.
Se trataba de un niño de no más de 12 años.
- Eres tú el hábil arquero? -preguntó el rey.
- Sí, -respondió el chiquillo.
Cómo haces para ser siempre tan certero en tu puntería? -preguntó de nuevo el rey.
- Es muy simple, -dijo el muchacho-, primero disparo la flecha y después dibujo el blanco alrededor del ella.
Piensa por un momento si hacemos eso en nuestras vidas con las personas que nos rodean.
A veces juzgamos basados en nuestros prejuicios, les decimos a todos nuestra opinión y después buscamos cómo justificar nuestras ligerezas, -primero disparo y después pregunto-.
A veces cometemos errores o maltratamos a los que nos rodean.
En vez de aceptar nuestra responsabilidad, nos ponemos defensivos y tratamos de justificar nuestra actitud.
Cuánta energía de vida desperdiciamos justificando actitudes con las que solo pretendemos cubrir nuestros errores, miedos o inseguridades?
Cuánto daño innecesario nos causamos a nosotros mismos y a quienes amamos?
Santiago 1:19
Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar,
Salmos 34:13
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
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